17 abril, 2021

LIDERAZGO HUMILDE: UN NUEVO ESTILO DE DIRECCIÓN

Liderazgo humilde

En un mundo que promueve el éxito hacia afuera, la humildad es una de las virtudes humanas más difíciles de alcanzar y desarrollar.

Todo parte de reconocer las propias limitaciones y debilidades, y actuar en base a ese conocimiento de una forma serena, tranquila, asertiva y enfocada para visualizar las necesidades esenciales propias y ajenas, y saber cómo conducirlas.

“Humildad” proviene del vocablo latino humilitas, que significa fértil; es decir, saber crear las condiciones de humanidad suficientes para que el sembrado que se haga a través del ser y hacer en el mundo, permita una cosecha abundante y nutritiva para todas las personas involucradas.

5 dimensiones del liderazgo humilde

Las sucesivas crisis del mundo, la volatilidad y la incertidumbre, llevan a considerar otro tipo de liderazgo, centrado en lo humano y que da lugar a una expresión genuina y trascendente del rol que se ejerce. 

 

Así está surgiendo el liderazgo humilde, una forma de conducir personas donde el eje está puesto en cinco dimensiones:

  • El servicio a otros: la persona sabe que lidera con el propósito de servir a los demás: la empresa, su equipo, la comunidad, y al mundo en un sentido más amplio.
  • El sentido: se trata de crear más consciencia del “para qué” de cada persona, y que cada una encuentre una conexión emocional profunda con lo que hace, para que se sienta útil y, desde allí, logre mayor entusiasmo y entrega.
  • La influencia: como consecuencia del liderazgo humilde se genera un impacto directo de calidad, agregando valor en su entorno y se replica en cada acción y en cada intención.
  • La trascendencia: como cada una de las acciones y decisiones tendrán repercusión hacia el futuro, en el liderazgo humilde son fundamentales la sustentabilidad en la forma de hacer negocios, el agregar valor permanentemente, la consciencia del impacto en el planeta, y la búsqueda de consensos y confluencia de aspectos que eleven a las personas.
  • El legado: es el sembrado que se dejará desde el liderazgo en su paso por esa función. Es la huella perdurable de cada acción y decisión que se tome. Esto hace inolvidables a las personas no sólo desde lo que hace, sino desde cómo lo ha logrado. Por un lado, está la persona, con sus virtudes y oportunidades de mejora, y por otro, lo que requiere cada función que asuma como líder. Los valores pueden ser el puente que conecte ambos universos, el personal y profesional, para basarse en una manifestación genuina, honesta, sincera y profunda de su liderazgo.

5 dimensiones del liderazgo humilde

Para desarrollar el rasgo de la humildad al ejercer el rol de líder se requiere de conciencia, corazón, voluntad y razonamiento; habilidad crítica con uno mismo, y dosis grandes de tolerancia, escucha activa y afectiva, y observación neutral. 

 

Estos son algunos de los pasos para desarrollar un liderazgo humilde:

1. Trabajar en el auto conocimiento: Como sabemos, no es posible pretender liderar a otras personas sin saber hacerlo en uno. En enfoque de la educación formal y no formal y las búsquedas personales de desarrollo necesitan incluir este aspecto clave para el mundo de hoy. Además de mejorar las habilidades blandas, se requiere profundizar en el descubrimiento de las partes ocultas del ser, de su inteligencia emocional, de su flexibilidad y adaptabilidad, y de sus creencias y paradigmas. Algunos puntos para trabajar son la consciencia del ser, el silencio, sanar y reparar lo que pueda estar herido en la historia personal y profesional, y buscar el sentido de trascendencia de lo que se hace como trabajo. 

2. Aprender a conectar, además de comunicar: Todavía hay líderes que tienen miedo a exponer su vulnerabilidad ante los demás, queriendo actuar como super poderosos. Esta manifestación que proviene del ego da como resultado una conducción poco efectiva en lo profundo, ya que los roles de hoy requieren de una plasticidad para entrar y salir de las situaciones donde los vínculos humanos son esenciales. El líder humilde lo sabe, y, además de ser excelente e impecable en su comunicación, conecta e impacta emocionalmente en cada persona con la que interactúa. Los vínculos son más profundos y esenciales, a través de una dinámica respetuosa, genuina y honesta.

3. Admitir los errores y querer dejar de tener razón: Para enfocarse en un proceso enriquecedor y un mejor resultado, es posible trabajar en moderar el ego, manteniéndolo tranquilo. El líder humilde sabe aceptar cuando se equivoca, enmendar los errores y se enfoca en el propósito mayor de cada acción y decisión. En sus formas elevadas, estas personas dejan de querer tener razón, y se proponen generar resonancias de entendimiento para poder accionar asertivamente, y ayudar a los demás a desplegar lo mejor de cada uno. 

4. Humanizar los vínculos profesionales: En la era anterior, las relaciones eran entre personas que se consideraban casi máquinas, forzándose unas a otras, envidiándose, compitiendo como sea. En el liderazgo humilde se pone el centro en las personas. Esto permite conocerse en otras dimensiones: saber qué sienten, qué les pasa por su mente y por su corazón, entender los procesos individuales, sus emociones, hace que los vínculos sean mucho más ricos y duraderos más allá de la función profesional que deban realizar. 

5. Aprender las lecciones y continuar: Como en todo proceso, en el desarrollo del liderazgo humilde habrá ciertas montañas rusas emocionales en las personas, puesto que es no-lineal. Habrá etapas de subida, bajada, y estancamiento, y esto es natural.  La sugerencia es que puedan internalizar los aprendizajes que se esconden detrás de los errores, los fracasos, los conflictos, y puedan convertirlos en grandes maestros para ejercitar su templanza, estoicismo y humildad. 

Respecto a los errores, un punto clave es tener la mirada en el avance, y no demorarse tanto en las retrospectivas innecesarias que podrían estancar al líder humilde y a sus equipos. Para esto el enfoque sería un 85% en soluciones de avance, y un 15% en analizar lo que sucedió. La fuerza proactiva de moverse hacia adelante hará que se capitalicen mejor los aprendizajes.

Autor: Daniel Colombo - Master Coach especializado en CEOs, alta gerencia, profesionales y equipos de trabajo.

Fuente: Entrepreneur

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